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​Palabras del Vicecanciller Embajador Eduardo Martinetti por el 194° aniversario de creación del MRE y Día del Diplomático

Señora Ministra de Relaciones Exteriores

Señor Secretario General de Relaciones Exteriores

Señores ex Cancilleres

Señores ex viceministros y ex Secretarios Generales

Señor Presidente de la Asociación de Funcionarios del Servicio Diplomático del Perú

Señor Presidente de la Asociación de Funcionarios Diplomnáticos en Actividad

Señora Presidenta de la Asociación de Funcionarios Diplomáticos en Retiro

Señores Directores Generales

Señores Embajadores y Funcionarios Diplomáticos en Actividad y en Retiro

Señores Funcionarios Administrativos y de Servicio de nuestra Cancillería

Señoras y Señores

Estimados colegas,

 

Hoy conmemoramos el 194° aniversario de creación del Ministerio de Relaciones Exteriores  y Día del Diplomático peruano y quisiera, en primer lugar, extender un saludo afectuoso y fraterno a todos ustedes, funcionarios diplomáticos en actividad y retiro, personal administrativo, de servicios y contratado, en Lima y en el exterior, en reconocimiento a la dedicación y eficiencia desplegadas en cada una de las funciones que desempeñan y que contribuyen directamente a la labor y al prestigio de Torre Tagle.

Hace sólo unos pocos días hemos celebrado un aniversario más de vida republicana, a la cual nuestro Ministerio y el Servicio Diplomático se encuentran íntimamente vinculados a través de un hondo sentido patriótico y de un compromiso permanente por la defensa de los valores e intereses permanentes de la Nación, tanto en la escena internacional como de cara al bienestar concreto de nuestros conciudadanos.

Nuestro Servicio Diplomático, de larga tradición, bajo la estela de figuras señeras y tan ilustres como Víctor Andrés Belaunde, Raúl Porras Barrenechea, Alberto Ulloa Sotomayor, Carlos García Bedoya y Javier Pérez de Cuéllar, se ha fijado metas muy altas de solidez académica, excelencia profesional y de aporte al país, haciendo posible la consolidación del Servicio Diplomático como una de las instituciones de la Administración Pública más comprometidas, modernas y eficientes del país.

En los últimos años, la Cancillería ha continuado cumpliendo con éxito las tareas encargadas por el señor Presidente de la República, consolidando el proceso de cierre de nuestras fronteras, estrechando las relaciones con nuestros vecinos, abriendo nuevas vías de cooperación e intercambio a nivel global y promoviendo nuevos paradigmas como los del Programa País suscrito con la OCDE, así como la realización de eventos internacionales de gran importancia como la Vigésima Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (COP-20), la Décimo Quinta Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) y la Décima Cumbre de la Alianza del Pacífico, realizada recientemente en Paracas, en la que nuestro país ha recibido la Presidencia Pro Tempore de este exitoso proceso de integración regional.  A ello debemos sumar dos importantes eventos que se realizarán en los próximos meses en nuestro país, la Décimo Cuarta Conferencia de la UNCTAD y la Cumbre de Líderes de APEC.

Los retos asumidos en esta tarea de posicionar al Perú como interlocutor principal en estos y otros importantes asuntos de la agenda global, han supuesto importantes desafíos y nos han legado valiosas experiencias que nos permiten evaluar permanentemente nuestras fortalezas y debilidades para mejorar la capacidad de acción y de respuesta de la Cancillería, incidiendo en el profesionalismo, la vocación y los valores instituciones del Servicio Diplomático para mantenerse siempre a la altura de las responsabilidades que le confía el país.

Hacemos parte de un mundo que cambia aceleradamente y que día a día hace más compleja nuestra tarea.  La expansión y sofisticación de nuestras capacidades es una demanda transversal para todas las generaciones del Servicio Diplomático, por lo que convoco a los colegas con más experiencia a ofrecer una guía permanente a las generaciones más jóvenes, y, a los jóvenes diplomáticos a que mantengan su entusiasmo por una creciente especialización dentro de la profesión. Este aprendizaje mutuo y diálogo entre los colegas no hará más que enriquecer nuestra institucionalidad y es un campo en el que las Asociaciones de Funcionarios Diplomáticos pueden colaborar de manera muy provechosa.

A este respecto, deseo resaltar también el rol de la Academia Diplomática que, bajo la conducción de su Director, el Embajador Alan Wagner Tizón, continúa inculcando en nuestros futuros colegas no sólo los conocimientos y habilidades que exige actualmente nuestra profesión, sino, especialmente el compromiso institucional, la vocación de servicio y los valores que siempre nos han caracterizado.

Estimados colegas,

Como Sector requerimos insertarnos más profundamente y con prioridad en el proceso de modernización del Estado que se inició en gestiones anteriores.  Somos conscientes que en una administración pública moderna se plantea objetivos de naturaleza integral y fundamentalmente enfocados a desarrollar el componente humano que en nuestro caso pasa por la capacitación y especialización permanentes del Servicio Diplomático.

La modernización también nos exige trascender la tendencia actual a recaer en compartimientos estancos, resultando esencial que mejoremos nuestra capacidad de coordinación transversal al interior del Sector y con los demás sectores públicos.

Ante el desafío que plantea la rotación, característica de nuestro Servicio Diplomático, debemos desarrollar nuevas herramientas -valiéndonos de las tecnologías de la información- para asegurar una adecuada transmisión del conocimiento sobre los centenares de temas a los que a diario hacemos seguimiento.  En esa medida, las misiones en el exterior  y las unidades de línea en el Ministerio deberán desarrollar en breve plazo un sistema de carpetas temáticas permanentemente actualizadas y, asimismo, el Sector deberá contar en breve plazo con lo que me permitiré denominar por el momento como el “google de Relaciones Exteriores”.

A la luz del nuevo tipo de planeamiento que impone la modernización del Estado para la programación y ejecución presupuestaria, que hace énfasis en los programas por resultados, se hace indispensable que incidamos en la especialización de cuadros diplomáticos capacitados en el desarrollo de proyectos, que permita fortalecer también a la Oficina de Proyectos de Inversión (OPI) del Ministerio, a fin de ampliar la veta de financiamiento del Sector para dar adecuada cobertura presupuestaria a los programas de Política Exterior.

De manera asociada, pienso que será asimismo necesario que establezcamos un nivel de coordinación programática y presupuestaria de índole tripartita y de carácter anual -a través de videoconferencias- entre la Dirección de Estudios y Estrategias, la Secretaría General y cada una de las misiones en el exterior, a fin de establecer una  priorización de actividades con su correlato de compromisos de financiamiento; evitando en lo posible que se repita en el futuro la falta de consistencia de los programas o las variaciones y ajustes presupuestarios que afectan el alcance de nuestras acciones de Política Exterior.

Cada día más, nuestras misiones en el exterior se ven afectadas por la creciente carga administrativa  que demanda una concentración cada vez más desproporcionada en el tiempo y la atención que deben prestarle los funcionarios diplomáticos y los propios Jefes de Misión.  Ello afecta la capacidad y la atención de nuestras misiones sobre  las tareas de Política Exterior, que por naturaleza les son propias y prioritarias.  En esa medida, estimo que no es conveniente mantener  la categoría de misiones 1+1 que cuentan con un solo funcionario diplomático, además del Jefe de Misión, que lamentablemente aún prevalece en varias de nuestras embajadas y consulados.  Más aún, al tiempo de iniciar una reflexión interinstitucional dentro de la Secretaría General y con las entidades y organismos de control sobre la mejor manera de racionalizar la carga administrativa, es posible que ya vaya siendo hora que el Sector delibere acerca  de la conveniencia de contar con un escalafón de funcionarios diplomáticos especializados en Administración, que asuma la tarea y las responsabilidades en esta materia tanto en Lima como en el exterior.

Nuestra experiencia de una década en materia de Oficinas Desconcentradas (ODEs) nos lleva a pensar en el importante rol que pueden llegar a cumplir nuestras ODEs en apoyo al relacionamiento exterior de los Gobiernos Regionales.  En esa medida, y si hemos de ampliar el número de nuestras oficinas en provincias para alcanzar una mayor cobertura nacional, será menester que nuestros funcionarios accedan también, de manera creciente, a una mayor especialización en el ámbito de la Cooperación Internacional para el desarrollo, con la finalidad que se conviertan en verdaderos asesores y promotores del relacionamiento y de la cooperación internacional de las regiones del país.  En este y otros campos aspiramos a contar con el respaldo de la Academia Diplomática para el diseño y desarrollo de programas y diplomados de contenido práctico y experimental que valoricen el concurso profesional de nuestros funcionarios antes de su nombramiento a puestos directivos en las ODEs.

Apuntamos a que nuestra acción en el exterior, a través de nuestras misiones, representaciones y consulados, y dentro del territorio nacional, a través de las ODEs, se traduzca en contribuciones cada vez más concretas al desarrollo del país. Como Cancillería somos responsables de la formulación de las políticas de Desarrollo e Integración Fronteriza, lo que constituye una responsabilidad que debemos asumir y cumplir a cabalidad.  

Estimados colegas,

Hoy se presentan también una serie de situaciones en el ámbito de los valores y de la ética sobre los que quisiera iniciar una reflexión con todos ustedes.  A medida que crece el tamaño de nuestro Servicio y cuando se acentúa el impacto de las nuevas herramientas de la comunicación y de la información sobre nuestro quehacer diario, pareciera que se debilita el diálogo inter-generacional y en ocasiones se lacera la sólida raigambre virtuosa y jerárquica que desde antiguo ha prestigiado a esta casa  y a la enorme mayoría de su personal y de sus funcionarios.  En los escasos cien días que han transcurrido desde que asumí mis actuales responsabilidades, he tomado conocimiento y me ha tocado ser testigo de una variedad de casos que reflejan comportamientos anómalos, sintomáticos de una debilidad de carácter y de la falta de una adecuada introspección, que será necesario corregir o encaminar para evitar que terminen afectando la moral y el prestigio de nuestro cuerpo social en su conjunto.  En ese sentido, en mi calidad de Jefe del Servicio Diplomático quiero hacer un llamado a la plena observancia de los Deberes normados en la Ley y en el Reglamento que rigen nuestra carrera pública, al tiempo de invitar a las generaciones de los mayores en el Servicio a contribuir a este esfuerzo predicando con el ejemplo de entrega, disciplina y probidad que nos legaron nuestros mayores y que constituye una fuente permanente de inspiración y de reconocimiento público.

Como contrapartida, me hago cargo –personal e institucionalmente- de consuno con la Alta Dirección, de la prolongada y seria preocupación de los trabajadores y funcionarios de esta casa sobre la necesidad de acceder a mejores niveles remunerativos que permitan equilibrar el deterioro de sus niveles adquisitivos en el largo período que media desde su último reajuste, hace ya una década.  Esta situación –lo sabemos bien- afecta la moral y el bienestar familiar y constituye una fuente de tensión en los funcionarios diplomáticos, además de promover el constante éxodo de valioso personal contratado hacia otros sectores y actividades del país.  A este respecto, quiero confirmar y reasegurarles el interés y el compromiso personal de la señora Canciller y de quien les habla, para lograr que en el más breve plazo  se opere el ajuste remunerativo que desde hace largo tiempo se espera.

Señoras y señores,

Las exigencias de la carrera diplomática en un mundo globalizado son cada vez mayores, debido a la alta especialización y competitividad impuestas, al constante flujo de información y al acelerado desarrollo tecnológico. Al mismo tiempo, existe una aproximación más integral del diplomático como servidor público, cuya acción no está limitada al ámbito de la política exterior, sino que, además, su labor tiene efectos concretos en la realidad social, económica y cultural del país dentro de un enfoque de desarrollo.

Es por ello que el Ministerio debe consolidar su rol como articulador de políticas nacionales, tendiendo puentes entre los temas y oportunidades de la agenda internacional y los intereses y necesidades nacionales, colocándonos en una posición privilegiada dentro de la administración nacional para aportar al desarrollo nacional.  La transversalidad de nuestras responsabilidades nos permite liderar iniciativas y contribuir de manera directa al desarrollo del país y, en particular a las políticas de Estado dirigidas a reducir la pobreza y alcanzar la inclusión social de todos los peruanos.

Tenemos así, varias tareas por delante y éstas no son sencillas.  Sus resultados probablemente se verán a mediano y largo plazo; pero quiero reafirmarles mi intención de trabajar con énfasis en el desarrollo de esta agenda y por el bienestar de todos los miembros del Servicio y de los trabajadores del Ministerio, en su conjunto.

En mi calidad de Viceministro y Jefe del Servicio Diplomático, deseo reiterar a todos ustedes mi aprecio y agradecimiento por su esforzada labor, que tiene ahora y siempre como norte incontrastable el beneficio y el progreso del Perú.

Muchas gracias.

Lunes 3 de agosto de 2015.


 
 
 

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